lunes, 9 de febrero de 2015

Veganos,la dieta pacifista

Leonardo Anselmi es vegano desde el 2006. Los veganos no comen pescado ni carne ni derivados de productos animales (leche, huevos, queso...). Él dice que el cambio de hábitos alimentarios no le supuso gran esfuerzo, que fue un proceso progresivo. Recuerda, eso sí, que "lo más duro" fue dejar de comer quesos, porque le encantan. El sacrificio fue compensado con creces. "La variedad de productos veganos es enorme", explica señalando las neveras con productos frescos en el supermercado vegano Ecocentre (Mallorca, 330, Barcelona), en el que se pueden comprar gambas, jamón o atún, aunque en realidad son presentados en forma de imitación, pues no hay elementos cárnicos, sino que están hechos a base de materia vegetal.

Los productos veganos imitan en su presentación a los alimentos tradicionales. ¿Por qué? Porque su formato es, en sí mismo, una guía para cocinarlos. Nadie sabe cocinar tofu -por ejemplo-, pero eso es más fácil si se presenta como una gamba (silueteada a base a tofu y saborizada con algas). "¡Y aquí tienes el queso suizo", nos enseña como quien descubre su secreto mejor guardado. Un queso "con sabor a parmesano", que no viene de la vaca, ni de oveja, ni de la cabra. Viene... de las plantas.

El veganismo es un movimiento político que nace para reivindicar un vegetarianismo ético que busca alejarse de cualquier explotación de los animales o intentos de infligirles daño o sufrimiento. "Nos mueve la no violencia, y eso lo aplicamos a todo, incluido el rechazo a ejercerla contra todos los seres vivos", dice Núria Almiron, profesora del Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra, vegana desde hace ocho años.

Leonardo Anselmi explica que se hizo vegano por coherencia con su ideario pacifista. Él fue el portavoz de la campaña para prohibir de los toros en Catalunya. "Los animales no pueden ser máquinas de producción cárnica. Sufren, y eso los iguala al hombre. Sienten miedo, y padecen frío, hambre y dolor. Incluso, sienten aburrimiento y frustración, debido a su cautiverio", añade Leonado Alselmi. Ahora, este movimiento busca prohibir la exhibición de animales en los circos en Catalunya, algo que creen tener ya muy cerca.

La renuncia a alimentarse con carne condiciona la vida de estas personas, que ven en el sector agroganadero el gen de la violencia. Desde su sensibilidad, ir a un super es asistir a una galería de despropósitos, contemplar una exposición de sufrimientos, un exhibición de crueldad, el resultado final de un cautiverio.

Para los veganos, el aumento del consumo de carne en Europa es fruto del descomunal esfuerzo político para "aumentar la percepción de bienestar del ciudadano medio europeo". Para ellos, en la trastienda se esconden las subvenciones agrarias o un mercado agropecuario que especula con el grano a costa de la pobreza campesina del tercer mundo o compra cosechas para engordar a animales que traerán las enfermedades humanas que crecen con la sobreabundancia en el mundo rico.

"El 70% de los cultivos van a pienso para animal. La industria alimentaria es la primera causante de la contaminación global", añade Almiron, quien ha dejado de ir al súper, y compra en tiendas especializadas, pequeños comercios veganos o acude a hacer sus compras on line. Admite que tiene disponibles menos restaurantes que los consumidores en general, "pero el premio es que puedo hacer una vida más simple", añade.


La industria cárnica es "insostenible ambientalmente", no sólo por el desorbitado gasto de agua en el cultivo del grano, sino por las emisiones de gases que contribuyen al calentamiento en su ciclo productivo. "Se precisan 12 kilos de grano para obtener uno de carne de vacuno, por eso el veganismo es mucho más eficiente", abunda Alselmi. Un vegano requiere una hectárea para alimentarse, mientras que un omnívoro necesita 22 añade el portavoz de la ONG Libera!

Un criterio de justicia alimentaria también alimenta su idea: "Si tuvieras una vaca en la nevera, te daría para comer durante siete meses, pero si te alimentaras directamente con lo que ella comió antes de ser ejecutada podrías alimentarte ocho años", dice. Su convicción vegana linda con el ecologismo. "Contamina más una omnívoro en bici que un vegano en todoterreno, aunque lo ideal es un vegano en bici", dice este hombre que no viste pieles de animales ni calzado de cuero. En Ecocentre, Alselmi me enseña más comida vegana. Un amplio surtido; incluso, manjares veganos ¡para gatos y perros! "Lucharemos para que desaparezca la exhibición de los animales en circos, y lo conseguiremos", sentencia señalando el saco de comida animal.

"Quiero demostrar que la alimentación vegana es saludable, y que es un el mito la idea de que nos faltan nutrientes", dice Pedro Jesús López-Toribio, un administrativo del Ayuntamiento de Cartagena que difunde el veganismo en charlas y conferencias y practicando el deporte. El pasado verano recorrió un trayecto de 800 km del camino de Santiago casi sin parar. Su interés por el mundo vegano se inició como simple "amante de perros y gatos", hasta descubrir que "todos los animales sienten como nosotros". El punto de inflexión fue "descubrir el horror de la industria cárnica", para él, sinónimo de sufrimiento y explotación. Fue el punto de partida de un largo viaje para defender su salud y protegerse frente a las enfermedades que asocia a la carne.


Fuente: http://www.lavanguardia.com/natural/20150206/54426997171/veganos-dieta-pacifista.html


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