En
el otoño de este año partió del puertoo de Maine con dirección a
Florida, ambos en Estados Unidos, un grupo de marineros encabezados por
la experimentada Deborah Scaling, quien apenas tenía 24 años.
Completaban la tripulación el capitán de 29 años John Lippoth y su amigo
Mark Adams, la novia de Johh, Meg Mooney, y Brad Cavanagh, de 22 años.
El objetivo era entregar un yate a su nuevo dueño. De acuerdo con la
narración de Scaling, cuando salieron del puerto el informé
meteorológico auguraba buen tiempo; sin embargo, al segundo día comenzó a
soplar un viento severo y grandes nubarrones amenazaban con desatar una
tormenta. Los nuevos datos del clima revelaron olas de hasta 11 metros y
vientos de más de 60 nudos. Sólo ella y Brad se mostraban preocupados,
pues los demás se dedicaban a beber y divertirse.
Al tercer día una enorme ola hundió el navío y la tripulación se
refugió en la lancha salvavidas. Los problemas se agravaron cuando
notaron que Meg tenía un hueso roto que salía de una gran herida. Ante
la situación Deborah tomó la difícil decisión de no ayudarla, aun cuando
su actitud significaba la muerte de la joven. La moción fue apoyada por
Brad.
Al cuarto día a la deriva en la pequeña lancha, Jhon y Mark, ante su
sed desesperada comenzaron a beber agua salada. Deborah sabía que el
sodio le provocaría alucinaciones. El primero en experimentarlas fue
John, quien saltó de la lancha y fue devorado por los tiburones. Al
siguiente día Mark también se lanzó al mar y corrió la misma suerte.
Deborah y Brad soportaron las súplicas de ayuda de Meg hasta que
falleció y tuvieron que lanzar el cadáver al mar. Al quinto día de
naufragio, ambos comenzaron a sufrir alucinaciones, pero por fortuna dos
días después pasó cerca de ellos un barco carguero cuya tripulación
pudo rescatarlos.
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